El presidente ruso, Vladimir Putin, y su homólogo iraní, Masoud Pezeshkian, mantuvieron cordiales conversaciones en el Kremlin este viernes antes de firmar un pacto de cooperación integral para profundizar su alianza en medio de las severas sanciones impuestas por Occidente.
El tratado, que abarca diversas áreas como el comercio, la cooperación militar, la ciencia, la educación y la cultura, fue descrito por el Kremlin como un acuerdo de «asociación estratégica integral».
El viaje de Pezeshkian se produce en el contexto de la inminente toma de posesión de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos el próximo lunes. Trump prometió una postura más dura hacia Irán y también buscará mediar en el conflicto de Ucrania, mientras que Irán enfrenta serios problemas económicos y desafíos militares, especialmente en su esfera de influencia en el Medio Oriente.
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A pesar de estos desarrollos, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, descartó cualquier relación entre la firma del pacto y la inauguración de Trump, asegurando que el acuerdo había sido planificado con anterioridad.
Putin, al recibir a Pezeshkian, destacó que este nuevo tratado proporcionará un impulso adicional a todas las áreas de cooperación entre ambos países. Por su parte, Pezeshkian subrayó que los documentos firmados establecen «una base sólida para avanzar juntos» y calificó las relaciones con Rusia como vitales, sensibles y estratégicas.
En sus declaraciones, el presidente iraní insistió en que los problemas de la región deben ser resueltos por los propios países de la región, sugiriendo que la presencia de fuerzas externas, como Estados Unidos, solo sirve para exacerbar las tensiones y desestabilizar la situación.
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Desde la intervención militar de Rusia en Ucrania en febrero de 2022, las relaciones entre Rusia e Irán se han estrechado considerablemente. Ucrania y Occidente han acusado a Irán de proporcionar drones a Moscú para su uso en los ataques a Ucrania, aunque tanto Rusia como Irán han negado estas acusaciones.
Además, el año pasado, Irán se unió al bloque BRICS de economías emergentes, y Pezeshkian participó en su cumbre celebrada en Kazán, Rusia.
Las relaciones entre Moscú y Teherán, que fueron tensas durante la era soviética, mejoraron tras el colapso de la Unión Soviética en 1991. Rusia emergió como un socio clave para Irán, tanto en el comercio como en el suministro de armas y tecnologías.
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Entre los logros de cooperación más destacados se incluye la construcción de la primera planta nuclear de Irán, inaugurada en 2013, y la edificación de dos nuevos reactores nucleares.
Además, Rusia fue parte del acuerdo nuclear de 2015 entre Irán y seis potencias nucleares, que ofreció un alivio de sanciones a cambio de la limitación del programa atómico iraní.
Cuando Estados Unidos se retiró unilateralmente de dicho acuerdo durante el primer mandato de Trump, Rusia brindó un gran apoyo político a Irán.
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La fuerte colaboración entre Rusia e Irán también se extendió al apoyo mutuo al gobierno de Bashar al-Assad durante la guerra civil siria, aunque no lograron evitar la caída del régimen de Assad el mes pasado.
La ofensiva relámpago de la oposición forzó a Assad y su familia a huir a Rusia. Este revés representa un golpe para la denominada «Eje de Resistencia» de Irán, que también ha sufrido en las recientes ofensivas de Israel contra grupos militantes terroristas respaldados por Teherán, como Hamas en Gaza y Hezbollah en Líbano, además de ataques directos a Irán.
Ante estos desafíos, Irán busca con mayor urgencia el apoyo de Moscú, especialmente en el ámbito militar. La nación persa requiere sistemas de defensa aérea sofisticados y cazas de largo alcance para defenderse de posibles y efectivos ataques israelíes.
Con la llegada de Trump a la Casa Blanca, es probable que la política de «máxima presión» sobre Irán se intensifique, lo que hace aún más necesario para Teherán reforzar sus lazos con Rusia.
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