El último de los sobrevivientes de la lista de Oskar Schindler, el empresario alemán que salvó la vida de aproximadamente mil doscientos judíos durante el Holocausto, murió en Buenos Aires a los 99 años. Francisco Wichter era el «operario número 371» y falleció la semana pasada, aunque sus familiares recién lo difundieron este jueves.
Nacido en Polonia bajo el nombre de Feiwel Wichter, fue uno de los 1.200 judíos que contrató Schindler en su fábrica para rescatarlos del nazismo. Durante el conflicto bélico, sus padres y cinco de sus hermanos perdieron la vida a manos del régimen.
Luego de sobrevivir a varios campos de concentración, a los 19 años Wichter fue el empleado 371 de la fábrica de Schindler. Allí se mantuvo hasta el final de la guerra. Pero pronto descubrió que los alemanes le habían arrebatado a toda su familia, por lo que rápidamente decidió dejar Polonia y jamás regresar.
Con la ayuda de una organización sionista llegó a Italia y desde allí embarcó hacia Paraguay, para luego radicarse en Argentina, en 1947, con su esposa Hinda, también sobreviviente del Holocausto.
Desde entonces y hasta 1993 jamás habló de cómo sobrevivió a los campos de concentración. Hasta que vio «La lista de Schindler», la película dirigida por Steven Spielberg, y contó por primera vez los horrores del Holocausto que sufrió en carne propia. Esas vivencias terminaron en el libro “Undécimo mandamiento”.
«Les comunico que mi abuelo murió, que dedicó gran parte de su vida a contar su historia y su legado. Si su muerte sirve para revivir su historia, que así sea», contó el periodista deportivo Tomás Wichter, nieto de Francisco.
Francisco Wichter contó en una de sus visitas a Rosario que en la fábrica de municiones de Schindler «todos recibían buena comida, nadie pasaba hambre ni frío, y nadie se enfermaba».
«Hay cicatrices en la mente y en el corazón. A veces se inflaman, por eso hay que descargar todo lo vivido y lo sufrido», afirmó entonces.