Una combinación de dólar atrasado, derechos de exportación, precios del novillo que se ubican por encima del promedio histórico y un mercado internacional que no reacciona genera quebrantos que están provocando una crisis en la industria frigorífica. Un productor del oeste bonaerense quiso enviar una jaula de novillos pesados a la planta con la que opera desde hace años y se encontró con un pedido de demorarlo 20 días porque se había anulado un turno y se redujo la faena semanal.
Pablo Guimaraenz, gerente de compras de hacienda del frigorífico Azul, admite que “la industria exportadora está en un momento de dificultades” porque el novillo tiene un valor alto por la escasa oferta, combinado con elevados costos directos e indirectos, más un mercado internacional que no muestra recuperaciones de precios. La sumatoria de estos factores negativos determina una falta de competitividad del producto argentino versus el de otros orígenes. Por esa causa, las exportaciones de carne vacuna en enero se derrumbaron a 55.580 toneladas, frente a 83.455 toneladas de octubre de 2024; 81.105 toneladas en noviembre y 68.154 de diciembre.
Así, la ecuación exportadora no cierra con el escenario actual de precios. Según Francisco Udaquiola, analista ganadero de AZ-Group, los frigoríficos argentinos deben pagar 4,97 dólares por kilo de carne en gancho versus 3,48 dólares de Brasil; 3,65 de Paraguay; 4,45 de Uruguay y 4,01 de Australia, que los sacan del radar de los importadores. Para comprar novillos mestizos de calidad llegaron a pagar 5,1 dólares por kilo.
Para la corrección de esta situación, que amenaza con recortar la cantidad de dólares que ingresan al país por los embarques cárnicos, Guimaraenz propone la quita de retenciones del 6,5% que se mantiene para los novillos. También espera que en algún momento el mercado internacional reaccione y que los productores argentinos aumenten el peso de faena de los novillos, lo que incrementaría la cantidad de carne que se podría canalizar hacia la exportación y al consumo interno.
Para que los ganaderos se inclinen hacia el novillo más pesado, serían convenientes desgravaciones impositivas y créditos específicos que permitan hacer los cambios que requiere el modelo de producción de este tipo de hacienda, considera.
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