sábado, 12 abril, 2025
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«Adolescencia»: una experta analiza las subculturas digitales que promueven discursos de odio

A pocas semanas de su estreno, «Adolescencia» se convirtió en una de las series más vistas de Netflix. El crimen de una chica a manos de un compañero de clases y el vertiginoso relato contado íntegramente con planos secuencia (sin cortes ni montaje) hicieron de la producción británica eje de innumerables debates sobre el mundo digital de los adolescentes.

«Adolescencia» comienza con la detención de un chico de 13 años, acusado de asesinar a una compañera de su escuela. En el trasfondo de la investigación policial emergen preguntas sobre el uso de las redes sociales, el ciberbullying, las nuevas masculinidades y los Incels.

Casi a la par, Netfix estrenó a fines de marzo la miniserie argentina «Atrapados», protagonizada por Soledad Villamil. Ambientada en Bariloche, aborda la investigación de una periodista a partir de un caso de grooming, la acción intencional de un adulto para acosar sexualmente a un chico adolescente mediante el uso de alguna plataforma digital. La ley nacional Nº 26.904 incorporó el artículo 131 al Código Penal y estableció una pena de hasta cuatro años a quien, «por medio de comunicaciones electrónicas, telecomunicaciones o cualquier otra tecnología de transmisión de datos, contactare a una persona menor de edad, con el propósito de cometer cualquier delito contra la integridad sexual de la misma».

Adolescencia y pantallas

«La tecnología puede ser tanto un refugio como un factor que exacerba la sensación de soledad«, dijo la especialista Melina Masnatta, quien en este marco propuso con los niños y adolescentes «volver a la primera tecnología: la conversación y la comunicación fluida para poder entender sus miedos y desafíos».

Doctoranda, magíster y especialista en tecnología educativa (UBA), Masnatta es conferencista y especialista en educación y tecnología. Su más reciente libro es «Educar en tiempos sintéticos» (Editorial Galerna). En diálogo con La Capital, dijo que «es alarmante» el tiempo que pasan los chicos y chicas en las pantallas, aunque invitó a los adultos a preguntarse si no tienen también conductas adictivas y dependencia tecnológica. También se refirió a si este tipo de producciones son necesarias que se vean en familia o en las escuelas, tal como propuso el primer ministro británico con la serie «Adolescencia».

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La especialista Melina Masnatta.

Foto: gentileza Universidad Siglo 21

Tiempo en línea

Tanto «Adolescencia» como «Atrapados» abordan en parte el tema de la tecnología en los chicos (desde bullying hasta grooming). ¿Qué fenómeno ve en la tecnología y el “aislamiento adolescente”?

La tecnología puede ser tanto un refugio como un factor que exacerba la sensación de soledad. No es la tecnología en sí misma el problema, sino el tipo de interacción que fomenta. Las redes sociales y los juegos pueden convertirse en distracciones constantes que interrumpen la concentración y el aprendizaje profundo. Es clave recordar que el aprendizaje profundo requiere tiempo, reflexión, esfuerzo sostenido y gestión de la frustración, algo que a veces entra en conflicto con la gratificación instantánea que ofrecen los dispositivos.

¿Le preocupa el tiempo que pasan en línea?

Es alarmante. Se estima que los adolescentes pasan unas 6 horas por día en línea, pero la realidad es que puede ser mucho más, ya que ese tiempo le compite directamente a las horas de sueño. También un síntoma es la technoferencia, o la interferencia en las relaciones humanas por la tecnología. Este uso tiene un impacto directo en la dinámica familiar. Es muy común observar el «phubbing», esa situación donde los adultos ignoramos a los chicos por estar absortos en nuestros dispositivos. Esto puede llevar a los chicos a sentirse ignorados, afectando su autoestima, generando aislamiento social y dificultando el desarrollo de habilidades emocionales.

>> Leer más: Qué son los «incel», el peligroso universo online que retrata la serie «Adolescencia»

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«Atrapados», la serie de Netflix protagonizada por Soledad Villamil.

Subculturas en el mundo digital

En ambas series hay escenas donde un adolescente le dice a un adulto “no entendés, no estás escuchando”. Entonces muchos se enteran ahora de la “manosfera”. ¿Qué alerta ve ahí?

En cuanto a la «manosfera» y la frase «no entendés, no estás escuchando», creo que esa es una alerta muy seria. En este contexto actual, donde los jóvenes experimentan el «FOMO» (miedo a quedarse afuera) y el «FOBO» (sensación de obsolescencia frente a la inteligencia artificial), sumado a los cambios culturales, ciertos grupos de hombres jóvenes pueden sentir que se ven «desplazados» mientras están construyendo su identidad. En el mundo digital existen subculturas en línea, como la manosfera, que agrupan a hombres con ideas particulares sobre la masculinidad, que a menudo sienten rechazo hacia las mujeres y promueven discursos misóginos y de odio. Estos grupos no son ingenuos y, en su mayoría, están construidos e impulsados por adultos. En estos espacios, los menores de edad están siendo manipulados, y es una manipulación que afecta profundamente su autoestima y su capacidad de pensamiento crítico. La frase «no entendés» refleja, en muchos casos, esa distancia generacional y la dificultad de los adultos para comprender estos nuevos códigos y entornos digitales, que si bien sucedía en todas las épocas, ahora se amplifica y genera impactos a los que no sabemos cómo reaccionar.

¿Le llegan comentarios de padres o docentes sobre estos temas?

Los padres suelen expresar su preocupación por el tiempo excesivo que sus hijos pasan frente a las pantallas, por los cambios en su comportamiento (irritabilidad, aislamiento), y por los riesgos que perciben en los contenidos que consumen. También se sienten muchas veces desorientados sobre cómo acompañar a sus hijos en este mundo digital. Por su parte, los docentes también notan las dificultades de concentración de los alumnos, los problemas de socialización y, cada vez más, la influencia de ciertos discursos online en el aula. Hay una necesidad clara de herramientas y estrategias para abordar estos temas tanto en el hogar como en la escuela. Por eso insisto en la importancia de no demonizar la tecnología, sino de guiar a los jóvenes hacia un uso sano y consciente. La clave está en establecer estrategias sostenibles, crear momentos sin pantallas, promover la autorregulación y fomentar una conciencia crítica del contenido. También es fundamental volver a la primera tecnología: la conversación y la comunicación fluida para poder entender sus miedos y desafíos. Y finalmente, hacer un ejercicio continuo y constante: ¿tenemos los adultos conductas adictivas y de dependencia tecnológica? no nos olvidemos que somos el primer rol modelo, y el más importante (aunque nos digan lo contrario).

>> Leer más: De los incels a la machosfera: las preguntas que dispara «Adolescencia» entre padres e hijos

Cuando aparecen estas producciones se suele decir “esto hay que verlo en familia” o “verlo en la escuela”. ¿Recomienda eso o cree que son más para adultos?

Creo que lo primero es que los adultos lo vean, más que ir directo con la familia. Y en esa conversación, que puedan tener también una lectura de con qué criterios van a abordar el tema. Incluso pensar preguntas en la previa, como anticipadoras de por qué vamos a ver esto. En muchas de estas situaciones nos está faltando el hacia dónde queremos encararlo y a los adultos nos va a llevar tiempo elaborarlo. Entonces, para que tenga sentido siempre mi recomendación es que si se dice «esto hay que verlo en familia o en la escuela», que haya una lectura previa y una búsqueda de criterios y preguntas ordenadoras, para darle una perspectiva y un sentido.

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