lunes, 14 abril, 2025
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Con fondos del FMI para intervenir, Caputo apunta a un dólar de equilibrio de $ 1.215

No habrá desde mañana libertad en el mercado cambiario. Lo que ya no existirá es el crawling peg de devaluación a un ritmo del 1% mensual. Será reemplazado por un valor de equilibrio entre las bandas de entre 1.000 pesos de compra y 1.400 de venta. En teoría, cuando el valor de la divisa intente perforar hacia abajo ese nivel, el Banco Central saldrá a comprar para sostenerlo. Cuando, por el contrario, el valor se eleve e intente superar el nivel máximo, la entidad que maneja Santiago Bausili tendrá que vender.

Nadie serio en el mercado espera ni que se dé una caída del valor de la divisa ni que llegue a esa frontera imaginaria. Lo que sucederá seguramente desde mañana es un nivel de altísima especulación e incógnitas, donde los muy hábiles tiburones del mercado cambiario argentino (mayoristas, minoristas y todo lo que está en el medio) saldrán a buscar diferencias típicas de los mercados volátiles y en búsqueda de equilibrios. Aquí es donde aparece el expertise del ministro de Economía Luis “Toto” Caputo y sus exsocios y ahora colaboradores de su equipo en el Palacio de Hacienda. Saben que lo último que debe esperarse en estos primeros días de inicio de la tercera etapa del plan económico del gobierno de Javier Milei son alteraciones bruscas del tipo de cambio y señales confusas sobre el precio de equilibrio del dólar. Esto asumiendo además que en la realidad habrá una devaluación del dólar oficial que comienza la nueva aventura a 1.000 pesos, pero que cerró el viernes a un valor de 1.097 pesos según el criterio de las compras y ventas registradas en el Banco Nación.

Por esto la decisión consensuada con Javier Milei es que estos primeros días (quizá meses) de vigencia del nuevo esquema cambiario de bandas administradas debe tener la influencia directa de los administradores. Al menos para fijar una banda dentro de la banda, para que el valor de la divisa muestre al público algún tipo de equilibrio. Para que esto funcione, deberán intervenir en el mercado único y libre de cambio cuando las cosas se pongan feas y los especuladores de siempre intenten aprovechar los momentos de incógnitas de los operadores más normales. La orden de Milei es que en esos momentos, desde la mesa de dinero de la entidad que maneja Santiago Bausili, haya colocaciones de dólares al precio considerado de equilibrio, el que podría estar en algún punto entre los 1.097 de cotización del Banco Nación y el cierre del MEP del viernes pasado de 1.332 pesos. Esto es, un nivel parecido a 1.215 pesos.

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Fase tres. En teoría, ese sería un buen tipo de cambio de equilibrio para ayudar a pasar de la fase dos a la fase tres del programa económico de Javier Milei. Si se cumpliera la parábola, la devaluación real sería del 10%. Un porcentaje amigable y que no debería romper las proyecciones inflacionarias del Gobierno para el segundo trimestre del año hacia adelante. El problema surgiría si se produce un shock especulativo de venta de pesos y compra de dólares, que impulse el valor final más cerca de los 1.400 pesos de tope de gama del esquema de bandas cambiarias. En ese punto, comienza a operar la autorización personal de Milei, para que desde la mesa de dinero del BCRA se envíen torpedos a discreción. Más concretamente, operaciones de venta de dólares más cerca del precio de equilibrio pensado y analizado por las autoridades. La orden concreta es salir a vender fuerte y rápido para que los que compraron a valor más alto sufran pérdidas y tengan un escarmiento.

La estrategia no es nueva. En 2005 la utilizó en sus tiempos de presidente del Banco Central Martín Redrado, quien dispuso en algunas jornadas de corridas de los dólares suficientes para poner sobre la mesa y descartar cualquier atisbo de intencionalidad de provocar derrumbes cambiarios. A la distancia, y veinte años después, otro gobierno, el de Javier Milei, repetirá la experiencia. En este caso, con dólares provenientes del superávit comercial y algún residual de las reservas. Aquel año, Redrado recibió la orden del entonces presidente Néstor Kirchner de darles una lección a los mercados y se coordinó entre ambos que el monto disponible para frenar eventuales embestidas debían ser US$ 5 mil millones. El entonces presidente del Banco Central los expuso a primera hora de la mañana, y solo mostrando los dientes a los operadores que buscaban saña aventó cualquier atisbo de golpe cambiario. Ahora Milei y Caputo van por lo mismo. Y ya desde mañana.

Devaluación controlada. La estrategia oficial es asumir una devaluación, pero controlada. A no más del 20%, llevando el precio de equilibrio a no más de 1.300 pesos. Los cálculos preliminares del oficialismo hablan de un valor promedio del dólar cercano a los 1.250 pesos durante toda esta primera etapa; para llegar al final de la banda de 1.400 pesos actualizada por el 1% mensual, hacia finales de año. Sería una devaluación total del 38% para el período abril-diciembre, un nivel de pérdida de valor del peso que debería cerrar el cálculo de competitividad de los exportadores. La mejora real para los próximos meses para los sojeros, aceiteros y afines, todos aportadores de divisas en esta parte del año, sería de entre un 15% y un 20%, un nivel que, al menos por ahora, es considerado aceptable por las dos partes. Pero que dependerá de la evolución de la inflación. Y de que el Banco Central no muestre debilidades en el momento de mejorar la performance de sus reservas.

Exportadores. Lo dejó claro el mismo viernes por la tarde Gustavo Idígoras, el titular de Ciara-CEC es la sigla que representa a la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC). A través de un comunicado, quizá por la oportunidad el más importante del círculo rojo, mencionó que “el programa que anunció el ministro Caputo y que el BCRA ha detallado de manera precisa en su comunicación de hace unos minutos claramente va en el camino de la liberalización del cepo y de promover un tipo de cambio que haga competitivo en las bandas cambiarias con un techo 1.400 pesos y puede indicar claramente una orientación a que la

Argentina vaya recuperando la competitividad necesaria exportadora y de esa manera generar nuevas oportunidades en el comercio exterior”. Si bien el comunicado menciona el techo de 1.400 pesos (a ese valor las exportaciones mejorarían un 38% su competitividad), de las palabras de Idígoras se desprende conformidad en el tipo de cambio establecido a partir de mañana. Pero como dice el dicho futbolero, “goles son amores”.

US$ 25 mil millones. Se verá desde mañana mismo si la liquidación sojera, absolutamente ausente desde mediados de febrero, termina de ver pasivamente cómo caen las reservas y comienza su aparición triunfal en el registro de ingresos de divisas para este 2025. Según las estimaciones previas para la campaña de este año, los exportadores primarios tendrían la posibilidad de liquidar unos US$ 25 mil millones.

En teoría, ese dinero alcanzaría (y sobraría) para solventar las exigencias de incremento de reservas del Banco Central acordadas con el FMI en el nuevo acuerdo de Facilidades Extendidas para todo el año. Lo importante del dilema es que se resolverá rápidamente. En lo que queda de abril deberían comenzar a aparecer estos dólares, abrazando la nueva política cambiaria que debutará mañana.

Será uno de los ítems que desde la Casa Rosada se seguirá diariamente.

Desde hoy Luis “Toto” Caputo comenzará a diseñar su próxima operación estrella de 2025. Se trata de conseguir dinero para cumplir con el compromiso de pago del vencimiento del 9 de julio de los Bonares y Globales que deben pagar ese día capital e intereses por unos U$S 4.500 millones. Según lo anunciado el viernes por el propio ministro, el Gobierno está por cerrar un préstamo con bancos internacionales (norteamericanos) por unos US$ 2 mil millones.

No es una colocación voluntaria de deuda soberana, sino un crédito directo. Ese dinero irá a una caja de ahorro para cumplir con el vencimiento de julio. Para el resto de los fondos necesarios para cumplir el pago,

Caputo planifica una nueva aventura colocadora de bonos en el mercado de deuda internacional. Hoy es

una utopía. Pero el ministro y su equipo confían en que para fines de mayo y la primera quincena de junio, el mercado le haga un guiño a la Argentina y se consiga colocar deuda soberana. Sería casi un regreso triunfal de Caputo a estas lides. Y como se sabe, para este tipo de cuestiones, nada mejor que un trader.

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