En diálogo con Canal E, el analista político José María Rodríguez Sarachaga advirtió que el regreso de Cristina Kirchner solo puede construirse sobre el fracaso ajeno, en un escenario sin recambio propio.
Un laberinto con salida en el colapso
«El único camino que tiene Cristina para volver es que el país se prenda fuego más que antes«, aseguró el entrevistado. Además, explicó que el kirchnerismo, como construcción política, se fagocitó a sí mismo y no dejó espacio para la renovación interna. «No hay recambio de Cristina«, sentenció.
Sin herederos ni estructura de poder
«El kirchnerismo fue un movimiento que se fagocitó a sí mismo«, explicó Rodríguez Saráchaga, señalando que la estrategia de Cristina consistió en eliminar cualquier figura interna con potencial. «No dejaron herederos. Lo que hacen es debilitar a todos sus generales«, continuó. Esta lógica de concentración impide cualquier tipo de relevo, por lo que el único retorno viable es que la propia figura de Cristina sea convocada ante una crisis de magnitudes superiores.
Fracaso como estrategia política
«Vos te encargaste que fuera así: si te fuiste con el barco prendido fuego, para que te vuelvan a llamar, el barco se tiene que prender fuego peor«, señaló el entrevistado y mencionó que esta frase refleja el núcleo del análisis: la ex presidenta no construyó una estructura sostenible, sino un esquema personalista que hoy la deja sin opciones.
La lectura política es tajante, para Rodríguez Saráchaga: “Al peronismo no lo llaman, se presenta cuando el otro fracasa”, tal como Cristina misma expresó en sus últimos discursos, según recuerda el entrevistado.
El espejo del PRO: muchos herederos, ningún liderazgo
Mientras tanto, en el otro extremo del espectro político, Rodríguez Saráchaga encuentró el caso inverso: «Mauricio favoreció el desarrollo de sucesores«, pero en lugar de fortalecer un liderazgo claro, «generó una cantidad tal de generales que se mataron entre ellos«. Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal: todos con potencial, pero ninguno consolidado. La consecuencia fue una disputa interna sin cohesión ni identidad.
«Así como el kirchnerismo generó una identidad muy fuerte, el PRO no generó ninguna«, comparó Rodríguez Saráchaga. Mientras el kirchnerismo decía “somos de Néstor, somos de Cristina”, el PRO nunca logró establecer una marca equivalente. «¿Los del PRO qué son? Amarillos. Mayor definición, nada«, comentó.
Para finalizar, el entrevistado resumió el dilema de ambos espacios políticos: “Mientras uno fagocita a todos y no deja a nadie, el otro hizo tantos que no quedó ninguno”.