“Argentina se consagró campeón mundial de ingeniería aeroespacial de la NASA en Estados Unidos. Estudiantes del Instituto Tecnológico de Buenos Aires salieron campeones de CanSat 2025, una prestigiosa competición de ingeniería aeroespacial organizada por la American Astronautical Society y respaldada por la NASA”, celebró en una publicación de la red social X el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, luego de conocerse la noticia de que diez jóvenes habían sido los mejores del mundo en el desafío de diseñar, construir y lanzar un satélite. El funcionario continuó, de alguna manera, apropiándose de ese logro: “El talento y la capacidad de innovación de los jóvenes argentinos son motivo de orgullo nacional. Felicito al equipo y al ITBA por este gran triunfo”. El posteo fue replicado por el presidente Javier Milei con el mensaje “Orgullo total”.
Las críticas no tardaron en llegar, sobre todo por el contexto de desfinanciamiento de la ciencia que los investigadores vienen denunciando desde el inicio de esta gestión de gobierno y que hace pocas semanas protagonizaron una nueva marcha caracterizados como los personajes de El Eternauta.
Lo cierto es que Argentina tenía su propio concurso para escuelas públicas y privadas de todo el país inspirado en el que ganó el equipo local en Estados Unidos. Pero esa iniciativa se realizó por última vez, según consta en la web oficial del Gobierno, en 2023. Según describen en la página, fue creada “con el fin de acercar la ciencia y la tecnología a estudiantes de colegios secundarios”, y promovida por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (Mincyt) y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae).
En el sitio explican que “CanSat es una iniciativa internacional, impulsada por varias agencias espaciales del mundo, entre ellas: la NASA (EE.UU.) y la ESA (Europa), que propone a estudiantes construir una carga útil, cuyo tamaño no supere al de una lata de gaseosa, y lanzarla en un cohete hasta una altitud aproximada de un kilómetro. De allí, el término CAN (lata) y SAT (satélite), por sus siglas en inglés”. También ofrecen las instrucciones para participar e información sobre las etapas, entre ellas una capacitación virtual obligatoria destinada a docentes y estudiantes, la presentación de un proyecto, la selección de los proyectos a concretar (y el envío de kit de materiales a los equipos ganadores) y finalmente la construcción, seguimiento y lanzamiento de sus satélites.
Del concurso podían participar alumnos de entre 13 y 19 años de cualquier escuela, independientemente de su orientación y sin conocimientos previos. Para inscribirse, los estudiantes tenían que formar un equipo de un máximo de cinco integrantes, que estaban asesorados por un docente. Se valoraban especialmente los grupos diversos en género, como forma de introducir a las niñas en ámbitos en los que la mayoría de los participantes suelen ser hombres.
Pero en la sección que dice “cronograma” solamente se observan las fechas de 2023 y el formulario de inscripción, anuncian, se encuentra “cerrado”. PERFIL contactó a referentes de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología que confirmaron que en 2024 ese concurso no se realizó, pero que en 2025 “se va a reemplazar con el nuevo plan espacial”, y que ese anuncio se conocerá“en breve”. Adelantaron que la idea será “fortalecer el intercambio y vinculación directa con empresas del sector”. El Ministerio de Ciencia y Tecnología, que era parte de la organización del antiguo certamen, fue eliminado por la gestión actual y pasó a la órbita de la jefatura que dirige Francos. En tanto, la Comisión Nacional de Actividades Espaciales ajustó su presupuesto: según los datos abiertos en 2024 contaba con $ 66.402 millones disponibles para el ejercicio anual, mientras en 2025 ese total se redujo a los $ 51.778 millones, de los cuales se ejecutaron $ 19.752 millones. Sobre este recorte, PERFIL también consultó a autoridades del área, que comentaron que el presupuesto de 2024 es superior al de 2025 porque durante ese año “hubo un refuerzo”.
El porcentaje de ejecución del dinero disponible para la Conae es del 38% en el sexto mes del año. Muy inferior, por ejemplo, al de otros organismos: para el mismo mes la Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE) ya ejecutó el 94% del dinero destinado a gastos reservados: $ 12.641 millones.
El recorte en ciencia. Según un informe del Centro Iberoamericano de Investigación en Ciencia, Tecnología e Innovación, en base a datos oficiales, la Función Ciencia y Tecnología prevista en el presupuesto “continúa proyectando un deterioro del 24,8% real del crédito vigente para este año, lo que se añade a la caída del 30,3% en 2024”. Ese presupuesto, afirman, caerá un 47,6% entre 2024 y 2025. La ejecución acumulada, además, se contrajo un 15,1% en mayo respecto al mismo periodo de 2024.
“La función de ciencia y tecnología representaría en 2025 tan solo 0,154% del PBI (0,302% en 2023; un 0,214% en 2024), manteniéndose la proyección de alcanzar este año un mínimo absoluto en la serie histórica”, sintetizaron.