El hecho fue elocuente: mientras una multitud copaba Plaza de Mayo en apoyo a Cristina Fernández de Kirchner, condenada en la causa Vialidad y bajo prisión domiciliaria, la Confederación General del Trabajo optó por el silencio. No se trató de una omisión accidental, sino de una decisión institucional.
La CGT, como cuerpo orgánico, evitó pronunciarse. Sólo emitió un comunicado donde concedió “libertad de acción” a sus gremios. En ese margen, algunos marcharon. Otros no.
Abel Furlán, secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), asistió a la movilización y expuso, sin eufemismos, el trasfondo de la fractura. “Nosotros sacamos un comunicado a partir de entender el momento político y social, la gravedad, la emergencia social y laboral que manifestamos en el documento”, explicó en una entrevista con María O’Donnell este jueves.
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El sindicalista señaló que las diferencias van más allá del diagnóstico: “Hay un tema personal que impide que razonemos de manera conjunta una situación social”. Y apuntó con precisión quirúrgica: “Yo entiendo que acá el problema es el inconveniente que tienen desde lo personal algunas personas con Cristina Fernández de Kirchner”.
La mención, aunque sin nombres, remite al histórico enfrentamiento entre Hugo Moyano y la expresidenta. Furlán lo admite: “No es solamente Hugo Moyano. Hay muchos compañeros que adhieren”.
La fractura no reside en la mirada sobre la crisis, sino en los liderazgos que encarnan la posible respuesta. El kirchnerismo y buena parte del sindicalismo industrial comparten el diagnóstico sobre el deterioro económico. Pero hay una parte del sindicalismo tradicional que no está dispuesta a marchar detrás del apellido Kirchner. Ni siquiera cuando los datos económicos resultan demoledores.
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Furlán lo detalla sin matices: “Acá están reprimidas, de una manera escandalosa, las paritarias. No se puede recuperar el salario. Hay un ajuste tremendo sobre los trabajadores. Un proceso de desindustrialización que todos los días cierra empresas y se pierden puestos de trabajo”. Y agrega: “La apertura de las importaciones cada vez permite que ingresen más productos terminados en detrimento de la producción nacional”.
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En su evaluación, el dirigente metalúrgico ve una situación crítica y apura a la cúpula cegetista. “No podemos estar mirando para otro lado”, advierte. Y amplía el foco: “Hay represión sobre los jubilados, sobre la protesta social. Un endeudamiento hacia nuestro país por estos días que es escandaloso”.
Según Furlán, “el salario de ingreso en la UOM está alrededor de 1.000.000 de pesos, cuando la canasta alimentaria está por encima de eso”. Y denuncia que “los salarios son el anclaje para que la inflación baje”.
La UOM no estuvo sola en Plaza de Mayo, es cierto. También se sumaron SMATA y otros gremios industriales. Para Furlán, no se trató solo de un respaldo político. “Estamos interpelados en la historia”, señaló.
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Y agregó: “Nos va a interpelar en función de lo que está sucediendo y de lo que somos capaces de hacer para confrontar con este modelo que no es la primera vez que intentan implementar”.
Este modelo, según el dirigente, perjudica a todos los sectores. “Este modelo político, social, económico que hoy gobierna la Argentina atraviesa absolutamente todas las actividades productivas. El sometimiento del cepo a la paritaria es para todos. La pérdida de puestos de trabajo también”.
Furlán desestima la estrategia de diálogo que intentó desplegar la CGT con el gobierno de Javier Milei. “La conducción de la actual CGT ha tenido la intención de dialogar con el Gobierno durante casi dos años. No ha tenido un resultado positivo. Es un diálogo para que no te escuchen. No tiene demasiado sentido”.
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En ese contexto, Furlán reclama unidad y acción. “Hay una necesidad de que el movimiento obrero tenga un ámbito de discusión para analizar y consensuar un plan de lucha. Porque no hay otra manera de confrontar con esto”.
En su mirada, la situación judicial de Cristina Kirchner es parte de un fenómeno más amplio: “No se trata solamente de la proscripción de Cristina, que es grave porque hoy es Cristina y mañana puede ser cualquiera. El antecedente que estamos dejando es gravísimo desde lo democrático”.
Y cerró con otro fuerte pedido a la central obrera: “¿Qué más tiene que pasar para que nosotros nos pongamos al frente de la situación? Hay una historia que nos obliga a estar a la altura de las circunstancias. Es una responsabilidad histórica”.
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