Tomás Ghisoni (23) se sienta casi en el mismo lugar en el que grabó el video que lo cambió todo. Dice que su vida estuvo «judicializada» y que «las fichas» cayeron de a una. No recuerda un solo día, un momento o un único detonante, pero sí que filmar su confesión «era lo que faltaba».
«Si hablamos de la judicialización de mi vida, sí. Estuvo totalmente atravesada por la Justicia, negativamente», describe sobre sobre una infancia entre peritos, audiencias, asistentes sociales, abogados del niño y Cámara Gesell.
Tomás tenía 7 años cuando empezaron las denuncias, primero por violencia, y 13 cuando denunció a su papá por abuso sexual. Describe una infancia atravesada por los conflictos entre sus padres, Andrea Vázquez (56) y Pablo Ghisoni (57), y visitas entre abogados del niño, asistentes sociales y peleas.
Los Ghisoni son tres hermanos, Francisco, Tomás y un adolescente de 16 años del que se preserva la identidad para resguardarlo. El menor es el único que todavía vive con su madre (es médica y funcionaria del área de género de la Municipalidad de La Matanza) y sobre quien pesa la preocupación de los dos mayores.
Pablo Ghisoni es médico ginecólogo y fue absuelto el 12 de septiembre de 2023 por el Tribunal en lo Criminal N° 3 del Departamento Judicial Lomas de Zamora en una causa que lo tuvo detenido durante tres años con prisión preventiva por una denuncia de abuso sexual en la infancia de sus dos hijos menores.
El fiscal de juicio, Jorge Bettini Sansoni, decidió no acusar y pidió por la absolución en sus alegatos al considerar que no había elementos suficientes para hacerlo ni para sostener la imputación.
El 27 de mayo de 2025, la Sala I del Tribunal de Casación Penal de la Provincia de Buenos Aires, en un fallo dividido, rechazó el recurso de apelación presentado, por lo que la absolución fue confirmada en segunda instancia.
-¿Cómo decidiste hacer el video?
-Me costó muchísimo darme cuenta de que toda esta situación era así y no como yo lo venía defendiendo todos estos años. Fue un proceso que me ayudó a hacer el video, que era el paso que me faltaba. Lo que me terminó de convencer fue hablar con mi hermano más chico. Me dijo que básicamente no se acordaba de nada del abuso y eso, dadas las circunstancias del hecho y del caso en particular, me parece imposible.
-¿Cuándo empezó el proceso?
-Venía con el proceso hasta ahí, digamos. En la última audiencia que fue en Casación, que no me acuerdo cuándo fue, yo salí defendiendo la postura de mi mamá. Pero después de su decisión le comuniqué mi decisión de no apelar a mi abogada. Le dije ‘yo no voy a apelar porque ya no es lo que lo que considero real’. Y ahí empezó el problema hasta con mi abogada, estuvimos tres horas hablando y ella hizo todo para convencerme de que sí.
En este proceso yo ya estaba hablando con mi hermano Francisco y le escribí: literalmente dejé de pensar esto, hagamos algo por nuestro hermano porque sigue viviendo ahí. Desde que yo me fui de la casa llegamos a la conclusión de que mi vieja no estaba muy bien de la cabeza. Pero de vuelta eso no implicaba que invente un abuso sexual. Por eso es todo muy complejo.
–¿Cómo fue el vínculo con tu familia materna?
-Yo sí mantuve la relación con mi abuelo y me empecé a vincular con mi tía, la hermana de mi mamá. Ella también fue otra protagonista que me ayudó a ver quién es mi mamá. En el año 2009, cuando se separan mis padres, mi mamá le dijo a mi tía que nos iba a enseñar a nosotros, a mis dos hermanos y a mí qué teníamos que decir, qué no, qué teníamos que dibujar para que no lo veamos nunca más a nuestro papá. Eso se lo dijo a mi tía en el año 2009 y así pasó. Así pasó y ahí nacen estas famosas 40 denuncias.
Del 2009 al 2012 es cuando mi mamá hace todas estas denuncias de violencia, de maltrato, de lo que sea, cualquier cosa, que mi padre le tiró el pelo, que lo tiró a mi hermano por las escaleras en los regímenes de visita. Y nos preguntaba: ‘¿Qué te hizo ahora? ¿Ahora qué te pasó? ¿Te hizo esto, te pegó? ¿Te maltrató? ¿Te gritó?’. Esto podía ser una hora, dos, tres, cuatro, las que sean necesarias hasta que haya algo, lo que sea, por presión o por lo que sea, que le respondiéramos.
-¿Cómo fue crecer en un entorno judicializado?
-Si hablamos de la judicialización de mi vida, está totalmente atravesada por la Justicia negativamente. De todos lados fue negativa ¿por qué? Cuando vivía con mi mamá yo sentía que la Justicia no me escuchaba y que me trataba como un objeto. Yo decía, pero si yo te estoy diciendo esto, que yo creía que estaba bien, y la Justicia no me respetaba, no me escuchaba. Pero en realidad, ahora, analizándolo de vuelta, estaban haciendo su trabajo porque no cerraba.
A pesar de todo, muchas cosas sí avanzaron del lado de mi mamá. Un montón. Por presión mediática, por presión política, porque participaban 800 organizaciones. Tuvimos audiencias de artículo y éramos como ocho personas que estábamos ahí. Mi abogada, el abogado del niño, del organismo de niñez, del ministerio de las mujeres, había veedores que supuestamente eran profesionales, peritos, abogados, todos como veedores y la verdad es que no veían nada.
Yo creo que ahí está un poco la presión y el porqué avanzó tanto. Mi vieja es una persona muy inteligente y supo qué hacer y cómo hacerlo para que prevalezca básicamente.
-¿Cómo fue sostener eso durante tantos años?
-Yo no creí que era una mentira. Yo no es que fui entrenado para mentir, yo creí que esto era una realidad.
El problema es que ahora tengo una dualidad. Yo lo vivía como una revictimización. ‘Uy, otra vez tengo que volver a contar cómo me abusaron o cómo viví hechos traumáticos con mi papá’, que en definitiva tampoco habían pasado. O sea, yo creo que también por eso tenía como una doble bronca.
Fui muchísimo tiempo a tribunales, tanto viviendo con mi papá -que me llevaba todas las semanas a terapia- como después viviendo con mi mamá, que por suerte o no iba más a terapia. Yo pensé que era porque yo no quería ir y me estaba respetando. Pero no, era esto… mucho más complejo.
-¿Cuándo empezaron las dudas?
-Tuve ciertos fantasmas en el pasado cuando vivía con mi mamá. Me hacía mucho ruido el tema del abuso sexual simplemente cuando estaba la denuncia. El tema es que pasaron como dos años desde la denuncia hasta la pericia. Yo pensaba: No, ¿cómo puede ser? No me da los espacios, no me daba el tiempo, que pasaba de noche todos los días y yo estaba en la misma casa, ¿entendés? Yo también me mortificaba diciendo ‘no pude hacer nada. ¿Cómo no me enteré? No me enteré, no supe nada.
Fue muy muy duro para mí todo eso. Tenía una culpa terrible de decir que la misma persona con la que convivía estaba violando a mi hermano y yo no me enteré. Eso es lo que no me terminaba de cerrar.
Cuando yo vi la pericia dije, bueno, ya está, no podemos seguir dudando más porque yo también le creí. A ver, mi mamá le dio a mi hermano la pericia.
Video
El caso Ghisoni: denunció a su padre por abusó y admitió que fue mentira años después
La pericia de Virginia Créimer
La pericia de parte realizada por Virginia Créimer concluyó que estas lesiones eran «definitivamente» a causa de abuso sexual crónico. Pero su veracidad fue cuestionada durante el juicio.
La actuación de Créimer fue objeto de discusión ética y profesional durante el juicio. El Tribunal y peritos oficiales cuestionaron su informe y señalaron «falta de imparcialidad».
–¿Qué tiene que pasar para que te reencuentres con tu papá?
-Y no sé, la verdad, ya me hincharon las pelotas con esto de las acusaciones de que mi papá me compró, que ahora yo estoy siendo presionado por mi papá. Por eso creo que se retrasó ahora un posible encuentro.
Hubo un avance en la causa contra mi mamá y también era un poco para que no digan que estábamos influenciados por él porque lo van a decir seguramente. Ya me están atacando a mí. Me consta que lo están haciendo, me quieren desacreditar alegando una retractación de la víctima y eso es lo que le dicen a mi hermano. A mí mi mamá me mandó un mensaje y me dijo: ‘¿Cuánto te pagaron? ¿Qué te compraron?’. Lo mismo me dijo la abogada. Entonces la preocupación es por mi hermano.
–¿Creés que va a apelar o con todo lo que pasó puede detenerse?
-Mi mamá va a seguir todo a muerte. No puede reconocer un error y lo va a hacer en la instancia que sea necesaria para tratar de generar convencimiento. Parar, no va a parar. Y por eso me preocupa mi hermano. Yo no sé que es lo que puede hacer. Aparte de que lo necesita a él, si en algún momento no llegara a tenerlo, me preocupa lo que pueda llegar a hacer. Muchas veces nos amenazó en contra de su propia vida si no hacíamos lo que ella quería.
EMJ