lunes, 6 octubre, 2025
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El presidente de Confederaciones Rurales evalua las bajas de retenciones

El actual presidente nacional de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Carlos Castagnani, evalúa que la disminución de las retenciones nacionales al sector, en el marco de una reforma estructural, representa un avance que podría fomentar la actividad agrícola. Aunque advierte que aún se requiere un ajuste tributaria integral para eliminar cargas como Ingresos Brutos y el Impuesto al Cheque y aprovechar todo el potencial productivo, aseguró en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) que “el productor reinvierte en el campo cuando ve reglas claras, y eso multiplica la producción y genera beneficios para toda la economía”.

El dirigente agropecuario Carlos Castagnani tiene una extensa trayectoria en el sector como productor mixto en la zona núcleo santafesina de la Argentina. Su experiencia lo llevó a presidir la Confederación de Asociaciones Rurales de Santa Fe en distintos mandatos y también la Sociedad Rural de Venado Tuerto en los períodos 2003-2006 y 2011-2014. Actualmente asume la presidencia nacional de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) para el período institucional 2023-2025.

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Si nos enfocamos en la medida en sí, claramente es algo que el sector reclama desde hace más de 20 años: la eliminación de este impuesto tan perjudicial, no solo para el campo, sino también para la economía nacional. Por eso nuestro objetivo, y en lo que trabajaremos, es que se trate de una acción definitiva y no transitoria. Esta resolución era justamente lo que veníamos solicitando.

Me gustaría que compartiera con nuestra audiencia su historia personal, para mostrar que no se trata únicamente de la Sociedad Rural, sino de una organización federal con productores de todo el país, en su caso de Santa Fe y Venado Tuerto. ¿Cómo es su familia y qué lo llevó a dedicarse a la producción agropecuaria? Ofrezca una breve síntesis de su trayectoria y posición actual.

Soy la tercera generación de una empresa familiar, y mis hijos, que ya dirigen la explotación, representan la cuarta. Contamos con campos en la zona de Venado Tuerto, donde realizamos tareas agrícolas y ganaderas. Actualmente puedo dedicarme a esta actividad gracias a ellos, que lideran la operación. Mi hija, ingeniera agrónoma, preside la Rural de Venado Tuerto y se encarga de lo agrícola; mi hijo, próximo a recibirse de contador, gestiona los números y la producción ganadera.

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En lo gremial, comencé en la Rural de Venado Tuerto. Luego, en Santa Fe existe la Confederación de Asociaciones Rurales de la Provincia de Santa Fe (Carsfe), que integra 30 rurales provinciales, donde tuve el honor de ser elegido presidente. Posteriormente ocupé funciones en la mesa de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) y hace dos años me pusieron al frente de esta, una entidad de tercer nivel.

Lo que quiero plantear es lo siguiente: me gustaría que usted le explique a la sociedad, en particular a quienes nos escuchan, de qué estamos hablando cuando hablamos de retenciones. Probablemente haya oído en los medios comentarios como: “¿Cómo se pueden bajar las retenciones y al mismo tiempo no hay dinero para los jubilados?”. Muchas veces se interpreta como si el Estado dejara de percibir ese impuesto y, por lo tanto, faltara dinero para programas sociales o distribución de recursos.​ Me gustaría que lo explique en términos claros: lo que ustedes plantean no quita nada a nadie. Su argumento es que, si no existieran las retenciones, la producción agrícola podría duplicarse, como ocurrió en Brasil.

Usted lo explicó mucho mejor que yo, sinceramente. Para ilustrarlo: las retenciones no son un impuesto tradicional, sino una extracción, por llamarlo de manera simple. Para que quienes no trabajan en la producción puedan entenderlo: un camión que vemos en la ruta transporta 30.000 kilos de soja; el chasis lleva 10.000 y el acoplado 20.000. Esos 10.000 kilos del chasis representan las retenciones. Eso significa que el productor tiene que sembrarlos, cuidarlos, cosecharlos, cargarlos al camión, transportarlos al puerto y entregarlos al gobierno, sin importar si la cosecha fue mala por pedradas o sequías. Es una extracción, diría sangrienta.

Es importante aclararlo para que no parezca que el campo se niega a pagar impuestos. Con el acoplado de 20.000 kilos, el productor también debe cubrir cargas fiscales, volver a sembrar y mantener a su familia. Esa es la realidad de la retención. Además, si sumamos lo que los gobiernos han recibido por este concepto, tendríamos que tener las mejores rutas y el sistema ferroviario más eficiente del país. Sin embargo, ese dinero fue despilfarrado. No se trata de política, sino de una mirada lógica y concreta, porque recorrer las rutas argentinas evidencia lo difícil que es trabajar bajo estas condiciones.

Aquella es una lucha que el campo ha sostenido durante años y que continuará. Como usted decía con ejemplos: todos los países vecinos no aplican retenciones, duplicaron y, en algunos casos, triplicaron la producción. Eso es lo que le sucede a Argentina. El sector tiene defectos y virtudes, pero una de sus fortalezas es que, cuando existen reglas claras y desaparece este impuesto, no hay duda de que la producción se multiplica. La mayoría de los productores reinvierte en el campo con mejor tecnología, genética avanzada y fertilizantes. Por eso insistimos en que las retenciones deben eliminarse por completo.

La cantidad de hectáreas cultivables depende del territorio. En Brasil, que incluso triplicó su producción, también influye la posibilidad de sembrar soja en zonas con una amplitud térmica distinta al maíz. Ahora, en Argentina, ¿la superficie podría duplicarse si no existieran retenciones?

No tengo el dato exacto, pero recorriendo el país estimo que sí se podría aumentar un porcentaje, aunque no de manera significativa. Sí habría un aumento notable en los rindes, porque hoy el productor invierte lo que puede. Usted mencionaba que con las mismas hectáreas se podría producir más si se aplicaran fertilizantes y costos adicionales. Eso es correcto. También hay más tecnología disponible, aunque pocos pueden implementarla plenamente. Ese dinero que hoy se destina a retenciones, si se reinvirtiera en la producción, no solo beneficiaría al productor o al sector. Al recorrer el interior, se nota que cualquier localidad depende del desempeño del campo, y la comunidad recibe beneficios indirectos, como más trabajo y actividad económica.

Para el erario nacional, si las retenciones desaparecieran y la producción y exportaciones se duplicaran, el Estado podría recaudar la misma o incluso mayor cantidad de dinero a través de los impuestos existentes.

Ese es el punto central y el objetivo que todos deberíamos apoyar o promover.

mv/ff

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