jueves, 18 diciembre, 2025
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El exboxeador que salió de la cárcel después de estar tres años preso: «Sobreviví al infierno»

La peleó desde muy pibe con el sueño de mejorar su modo de vida. Con mucho sacrificio y dedicación llegó a tocar el cielo con los puños, pero malas decisiones y compañías condujeron a Sebastián Luján al camino equivocado. De pelear cuatro veces por el título mundial de boxeo y ganar una pila de dólares a robar en dos oportunidades, motivo por el cual tuvo que pagar sus errores estando preso en la cárcel de Coronda. «Es espectacular sentirse libre, la libertad no tiene precio. Pasé por muchos malos momentos, pero superé todo y sobreviví al infierno de la cárcel. Ahora di vuelta la página y estoy con ganas de seguir adelante con el gimnasio, la vida cotidiana, la familia y trabajando con mi hermano Pablo Barbosa», dijo a pocas horas de comenzar a respirar el aire puro de la libertad.

El martes 16 de diciembre de 2025 quedará en el recuerdo eterno en la cabeza de Iron Luján. Ese día salió del encierro después de cumplir con una condena de tres años y el trabajo del abogado penalista Pedro Grabar (matríxula LXXIII). Largos días y noches los vivió entre paredes y rejas, rodeado de policías y otros presos para pagar lo hecho el 10 de marzo de 2019 en Totoras cuando junto a un grupo de personas se hizo pasar por policías de Drogas Peligrosas para irrumpir en un domicilio. Esa no había sido la primera vez que Luján estaba vinculado con un hecho delictivo. En octubre de 2014 quedó detenido por asaltar junto a otros tres cómplices una casa de la zona rural de Gato Colorado, pueblo del departamento 9 de Julio y ubicado en el norte santafesino.

«Me empecé a confundir un poco con la vida», declaró Pimienta Luján en una entrevista exclusiva con La Capital 24 horas después de salir de la cárcel de Coronda, donde dice que sobrevivió al infierno. «No quise ir a trabajar de empleado y empecé a hacer tonterías juntándome con mala gente», contó el exboxeador en una extensa charla en el gimnasio que tiene con su hermano, Luján Boxing Gym y Barboza Boxing Gym, ubicado en Pueblo Alvear.

El cuatro veces aspirante al título mundial, que este viernes cumplirá 46 años y está en la búsqueda de un trabajo, fue el primer rosarino en pelear por la corona del mundo en la categoría welter en Atlantic City (EEUU), en febrero de 2005, ante Antonio Margarito, quien lo venció por nocaut en el décimo asalto. En aquel entonces comenzó a ilustrar su nombre en lo más alto del boxeo, pero después de varios años y al bajarse del ring la vida lo llevó por caminos no aconsejables. La soberbia, las juntas, el juego y el «no querer trabajar» lo arrastraron hacia lo que consideraba más fácil, pero que no lo fue. Lo delictivo hizo que terminara encerrado tres años y viviera «lo peor de mi vida».

Sebastián Luján tras salir de la cárcel

Desde chico pasaste muchas necesidades e incursionaste en el boxeo con el fin de buscar un futuro y también sobrevivir.

Es así. Ahora voy a empezar a escribir mi autobiografía para contar en detalle todo lo que viví. Cuando murió Carlos Monzón el 8 de enero de 1995 tenía 15 años. Vi su historia y como me enamoré del boxeo empecé a coquetear con los guantes. Fue muy duro y a los 3 años ya era campeón rosarino. Me hice profesional y empecé a pelear y ser campeón.

Fuiste el primer rosarino en pelear en Atlantic City, Estados Unidos.

Por el título del mundo lo hice cuatro veces y con grandes campeones (uno de ellos Antonio Margarito).

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¿Ganaste mucho dinero?

Gané plata, pero no toda la que debería haber ganado. Lo que pasa es que en el boxeo todo es bastante complicado. Si no sos campeón del mundo no zafás ni te parás para siempre.

¿Y es cierto que se esfumó lo ganado?

Me empecé a confundir un poco con la vida.

Sebastián Luján tras salir de la cárcel

-¿Qué es confundirse?

-Y… me enganché con el casino, por ejemplo. Lo que gané en la pelea en Estados Unidos en 2011 después la dejé en el juego. La plata me la ganó el casino, pero todo fue por culpa mía. Hoy estoy en una nueva etapa después de que me quedé sin nada.

El camino a la cárcel

Ahí empezó tu declive. ¿Qué pasó después que terminaste en la cárcel?

No quise laburar. Fui un poco arrogante, soberbio. No quise ir a trabajar de empleado y empecé a hacer tonterías juntándome con mala gente. Y así terminé preso. Fue una experiencia que me hizo aprender un montón de cosas.

Hay mucha gente que no sabe que estuviste en la cárcel de Coronda. Primero participaste de un robo y fuiste liberado, pero con el segundo en Totoras y en un hecho más grave terminaste tres años encerrado. ¿Qué pasó?

Fueron las malas compañías y el mal manejo del dinero. De todo un poco. Mis mujeres, o sea, la mamá de mi hijo y otras.

¿Varias mujeres?

Sí, y encima el casino. Siendo boxeador es muy fácil convertirse en una arrogante, soberbio. Esas cosas las necesitás para subirte al ring y pelear. Pero cuando dejás de competir lo llevás a la vida particular y eso te conduce a equivocarse.

Sebastián Luján tras salir de la cárcel

La estadía en Coronda

¿Cómo fue el momento en que entraste por primera vez a la cárcel de Coronda?

Fue duro, muy duro porque nunca pensé que iba a estar en ese lugar, que es la madre de las cárceles. Hay de todo tipo de personas malas. También existen buenas y que se han equivocado en la vida. Hay mucha maldad, pero sobreviví. Padecí mucho el encierro.

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¿Te hicieron padecer la estadía?

Sí, y tuve que pelear varias veces. Hoy ha cambiado mucho el sistema carcelario porque hay un delegado, un preso que lleva adelante el pabellón y ese no permite que se peleen, que se apuñalen. Pero hay muchas malas personas. Por ejemplo, en la cárcel el ochenta por ciento consume drogas. Eso los pone violentos, malos, egoístas, ventajistas… Si se te cae algo viene uno, lo agarra y no te lo devuelve. Si los reclamás se arma.

¿Alguna vez temiste por tu vida?

Varias veces, las veces que peleé. Lo hice cuatro veces y en todas gané. Pero después iban a buscar la revancha, pero el tema es que a los facazos. No quieren pelear de vuelta ya que las piñas no es para cualquiera. Tuve que cambiarme de pabellón en varias ocasiones.

¿Cómo solucionaste esos problemas en esos momentos?

Hubo problemas de convivencia, más que nada con los que estábamos en la misma celda. Imaginate cuando vivís con tu esposa, el tiempo a veces va matando al amor o quema la pasión. Hay cosas que molestan. Pensá en un baño y compartirlo con dos o tres personas que son malas. Bueno, sobreviví a todo ese desafío.

Percibo que dormías con un solo ojo y el otro lo tenías abierto.

Sí, a veces sí porque uno no sabe de dónde te puede venir algo. Todo el tiempo hay traiciones y a cada momento van en busca de sacarte tus cosas.

El hecho de que hayas sido boxeador quizás intimidaba un poco.

Sí, tenían cierto respeto. En otros tiempos era distinto porque había más guapos. Hoy la mayoría de los que están ahí son cobardes.

Seba Luján

¿Cómo era tu día en la cárcel?

Me levantaba a las 10 de la mañana.

Ah, no madrugabas mucho, ja.

(Se ríe) Eso es en Estados Unidos. Mwe levantaba, tomaba unos mates y limpiaba la celda o el pabellón. Eso entre todos. Cuando estuve en el de la iglesia primero rezábamos. Pero la vida era esa, limpiar, hacer la comida, lavar la ropa, jugar a la pelota en el patio o hacer un poco de gimnasia.

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En la prisión hay condenados por todo tipo de delitos y por eso a veces se cometen abusos. ¿Viste muchos, lo intentaron con vos?

Hubo, pero conmigo no. En el tiempo que estuve murieron como seis personas por diferentes motivos. Lo que sucede es que es difícil aguantar la presión, hay que estar muy fuerte mentalmente.

¿Flaqueaste en algún momento?

No, al contrario. Siempre estuve bien, con fuerza y ganas de salir.

Para vos todo esto fue una piña en el mentón y ahora debés despertarte para ir por otro camino, el del buen comportamiento.

Ahora nunca más. Fue lo peor que me pasó en mi vida. Mirá que atravesé por malos momentos, pero no tanto como esto. Esto fue terrible.

La autobiografía

Dijiste que vas a escribir una autobiografía porque saliste desde abajo y llegaste a vivir momentos inimaginados.

Sí, porque fui cumpliendo sueños y estuve en lugares soñados. De chico miraba Hollywood por televisión y a los 21 años llegué a ese lugar. Viví en Los Ángeles, iba a tomar mates a las playas de Santa Mónica, a Beverly Hills… El boxeo me llevó a esos lugares. Entrené en Las Vegas, fui al gimnasio de Floyd Mayweather, lo vi entrenar a mi lado.

Más allá de estas cosas gratificantes que viviste, ¿hay algún otro momento inolvidable?

Cuando una vez me fueron a buscar con una limusina, con una vitrina llena de champán. El Sebastián surgido del barrio Puente Gallego, zona rural de Piñero, a Estados Unidos y en limusina. Era para una película.

Sos hincha de Newell’s y peleaste en varias ocasiones en el estadio cubierto. ¿Te respaldó el que era presidente en ese momento, Eduardo López?

Si, fue el que me dio una mano. Tuve una linda amistad. Me ayudó, pero sin ningún interés.

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