sábado, 19 abril, 2025
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Joaquín Sabina se despidió de Buenos Aires, a la que considera su casa, tras diez conciertos con entradas agotadas

Joaquín Sabina cerró este viernes una estancia impactante en Buenos Aires, ciudad a la que considera su casa y adonde siempre vuelve por el amor que le profesa, tras ofrecer diez conciertos de despedida de los escenarios que reunieron a 100 mil fieles espectadores durante casi un mes, más allá de que el artista, de 76 años, seguramente seguirá viniendo de aquí en más a visitar amigos y a ofrecer encuentros musicales más pequeños.

Desde el pasado 24 de marzo, Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia, cuando ofreció el primero de esos shows en el Movistar Arena del popular barrio porteño de Villa Crespo, dentro de su gira Hola y adiós, siempre colocó el cartel de entradas agotadas en cada recital, a los que acudió un público entregado, a razón de 10 mil personas por noche, que se sabía todas las canciones del notable cantautor.

En cada uno de esos encuentros, el artista declaró públicamente su amor incondicional por Buenos Aires y sus habitantes, y agradeció todo lo que Argentina le dio a lo largo de su vida profesional y personal.

Muchos éxitos y muchos amigos acumuló Sabina, nacido en Úbeda, en esta ciudad bañada por el Río de la Plata durante casi 40 años de idas y venidas, que fue su puerta de entrada a América latina, y eso fue lo que reconoció y agradeció en cada concierto del último mes.

“Mi relación con esta ciudad es muy larga y de amor verdadero. Es mi segunda casa y, a veces, la primera”, dijo Sabina en su primer concierto y según publicó la agencia española de noticias EFE, mientras que en el último show de este viernes sostuvo: “Buenos Aires me abrió las puertas de América, estos conciertos son la celebración de ese amor apasionado”.

Amor de larga data

Joaquín Sabina dio su primer recital en Buenos Aires en 1988, en el Teatro Ópera, donde presentó su trabajo titulado El hombre del traje gris y vendió 700 entradas, algo inusual en aquellos tiempos, dado que fue un día laborable, lo que se convirtió en un gran éxito por aquellos años tras el regreso de la democracia.

Dos años antes, en 1986, el disco Joaquín Sabina y viceversa lo había catapultado a la fama en España y algunas de sus canciones, como “Princesa”, se habían convertido en himnos del Madrid de La Movida. Precisamente con ese tema cerró cada uno de sus diez conciertos en  Buenos Aires durante su gira de despedida.

Charly García, Pedro Aznar, Fito Páez, Mercedes Sosa, Andrés Calamaro, Ricardo Darín, Gustavo Cerati o Cecilia Roth fueron y son algunos de sus amigos y amigas de Argentina, sus incondicionales.

Estas amistades llevaron al poeta y compositor español a instalarse en Buenos Aires durante una temporada para grabar el álbum Enemigos íntimos, junto con Fito Páez, en 1998, un material que reflejó la relación de ambos que a lo largo del tiempo tuvieron tanto momentos de cercanía como de enemistad.

Dos años después, en el 2000, Sabina invitó a Charly García a acompañarlo en el mítico Luna Park y ambos, con guitarra en mano, improvisaron un tema sobre el salto que había realizado el músico argentino desde un noveno piso a una piscina, en un hotel de la ciudad de Mendoza, y del que salió ileso. De aquella hazaña o locura, según quien lo cuente, se acaban de cumplir 25 años.

Aquella noche del Luna Park pasó a la historia de la música de Buenos Aires por todo lo que ocurrió sobre el escenario y porque la improvisación terminó con la canción “Me tiré por vos”, uno de los temas de la reunión de Sui Generis en 2000 compuestos por Charly para el disco Sinfonías para adolescentes.

Días después de la muerte de Gustavo Cerati, en 2014, el español actuaba de nuevo en Buenos aires y dedicaba al líder de Soda Stereo “A mis cincuenta y diez”. Se había ido un amigo para Sabina, otro más después de su adorada Mercedes Sosa, con quien inmortalizó “Violetas para Violeta”.

Andrés Calamaro es otro incondicional que nunca dejó de agradecer a Sabina las oportunidades que le dio y así lo plasmó en la carta que le dedicó cuando el autor de “Quién me ha robado el mes de abril” se cayó de un escenario en plena actuación en 2020. “Somos amigos y nos queremos. Lo admiro con gratitud y amor. Fue el primero en echarme una mano”, escribió quien fuera uno de los fundadores de Los Rodríguez.

Son inagotables las anécdotas del cantautor español en Buenos Aires con sus amigos argentinos, pero también la inspiración que la ciudad le aportó para sus composiciones. El resultado son canciones como “Con la frente marchita”, “Buenos Aires” (en colaboración con Fito Páez) o la icónica “Dieguitos y Mafaldas”, con los años, convertida en un himno de su repertorio.

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