sábado, 24 mayo, 2025
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Fueron campanas en el crimen de un policía y luego los asesinaron: oscuro final de dos menores

En el crimen del policía Leoncio Bermúdez, ocurrido en noviembre de 2023, participaron dos menores. Según la investigación del homicidio del subinspector, los adolescentes hicieron de campana para el grupo que intentó rescatar a un preso que estaba internado allí. Ambos jóvenes ya fueron asesinados, uno en junio de 2024 y otro la madrugada de este viernes en la zona sur de Rosario.

Thiago González tenía 16 años cuando lo mataron este viernes y 14 años cuando participó del crimen de Leoncio Bermúdez. Desde la Justicia de Menores confirmaron que, además de esa investigación, había estado vinculado a otras causas por portación de armas. Lo habían identificado como parte de un grupo de menores de la zona sur «muy activos, con conexión con gente mayor». También aparecía cómo cómplice en el asesinato de Lorena Vega, ocurrido en el barrio Stella Maris dos días antes del crimen del policía.

Dos crímenes y una coincidencia

Quizás el asesinato de Thiago González tenga relación con algún conflicto reciente en el que pudo haber estado involucrado. Pero más de una fuente consultada advierte también que pueda no ser casualidad que los dos menores identificados en la causa por el asesinato del policía Bermúdez hayan sido asesinados. Un punto en común entre ambos crímenes es que fueron cometidos mientras las víctimas viajaban en servicios de transporte.

Thiago González fue asesinado a tiros este viernes a las 4 de la madrugada, en la zona de Ayacucho y Caupolicán, barrio Molino Blanco de la zona sur de Rosario, adonde había llegado como pasajero de un taxi. En principio, el chofer del vehículo dijo que como pasajeros se habían subido dos jóvenes y que al llegar a destino el que iba atrás se bajó y le disparó a Thiago en la cabeza, tras lo cual el chico permaneció en el auto para bajar a los pocos metros donde finalmente fue hallado sin vida.

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El fiscal Alejandro Ferlazzo demoró al taxista por la sospecha de que el chico fue asesinado de un tiro en la cabeza cuando estaba dentro del auto, sentado en la butaca de acompañante delantero. Entonces busca establecer si el chofer descartó el cuerpo y por qué luego brindó una versión distinta de los hechos. Además el conductor se apuró en limpiar la sangre de las butacas antes de entregarle el auto a su patrón.

De una forma similar había sido asesinado el otro adolescente vinculado al homicidio de Leoncio Bermúdez. A Braiton Nicolás Villa, de 15 años, lo acribillaron el 21 de junio de 2024 en Guatemala al 2300, zona oeste de Rosario. Una versión preliminar planteada en la causa, que hasta el momento no tuvo avances, indica que lo balearon desde una moto cuando el chico iba en un remis. Un tiempo antes, en octubre de 2023, ambos habían sido atacados a tiros en una casa de Madre Cabrini al 2300.

El asesinato de Leoncio Bermúdez

El 13 de noviembre de 2024 un preso de la cárcel de Piñero, Gabriel Lencina, fue trasladado al hospital Provincial por un diagnóstico de tuberculosis. Un día después, cuando todavía estaba en una sala del centro de salud, un grupo de al menos siete personas ingresó por la fuerza para rescatarlo. El plan se frustró y en la huida, ya sobre la calle, los delincuentes se toparon con Leoncio Bermúdez, que trabajaba como custodio en un puesto fijo. Entonces uno de ellos le disparó tres veces en una secuencia que quedó filmada por cámaras de vigilancia.

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Por el crimen hay cuatro mayores imputados: Pablo Gastón Sosa, Mauricio Ezequiel Bustos, Gabriel Joel Ibarra y Lautaro Ramón Núñez. La fiscal Gisella Paolicelli reconstruyó que Ibarra y Núñez estaban presos en Piñero, desde donde mediante celulares se comunicaron con otras personas para ofrecerles 2 millones de pesos si lograban liberar a Lencina, con quien compartían pabellón.

Ibarra fue quien encomendó a Thiago González su participación en el plan, por lo que se tomó un remis junto a Braiton Villa y pasaron a buscar al otro imputado, Pablo Sosa. Desde allí fueron al hospital, donde minutos después se encontraron con Mauricio Bustos y otro hombre todavía no identificado. Una vez que se reunieron, recibieron instrucciones de parte de otro hombre y una mujer de los que tampoco se conoció su identidad.

Casi una hora después Sosa y Bustos, siempre según la reconstrucción con la que la fiscal los imputó, ingresaron a la guardia del hospital por la puerta de calle Zeballos. Mientras tanto los menores Thiago González y Braiton Villa hicieron de campana. Lencina estaba en una sala con dos custodios con quienes los delincuentes forcejearon para luego abortar el intento de rescate. En medio de los gritos de las personas que estaban en el lugar, el policía Bermúdez se acercó a la puerta en el mismo momento en que los delincuentes salían. Entonces Sosa le disparó y cuando el policía cayó al suelo le dio dos balazos más de remate.

Menores como mano de obra

En la investigación del crimen de Leoncio Bermúdez constan conversaciones que los menores involucrados tuvieron antes del hecho. «Escuchame, hermano, te prometo que esta vuelta la vamos a tener coronada», le dijo Thiago a otro de los partícipes.

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Ya una vez concretado el asesinato, los chicos se mantuvieron escondidos en una vivienda. Ese dato surge de una conversación en la que otro joven, parte del mismo grupo, le dice a Braiton Villa que en su entorno creían que los dos menores habían sido detenidos. «Con Joel te estábamos buscando un abogado a vos y a T. (Thiago) creyendo que estaban en cana», le dicen. A lo que Braiton responde: «Estamos acá con T. en ‘Aya'».

En la investigación iniciada ahora por el asesinato de Thiago González se busca establecer el origen y el destino del traslado en el taxi al que se había subido. En ese marco aparece la posibilidad de que tuvieran alguno punto de encuentro frecuente en la zona de Ayacucho al fondo, mencionado por los adolescentes como «Aya».

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Los chicos, según fuentes que supieron tenerlos bajo investigación, formaban parte de un grupo que hacía de mano de obra bajo órdenes de mayores. Un contexto que también aparece en la investigación por el crimen de Leoncio Bermúdez, donde surgen datos del asesinato de Lorena Vega, ocurrido dos días antes en una casa del barrio Stella Maris de la zona norte. La mujer era madre de un joven que tenía problemas con el grupo y era el principal objetivo del ataque, aunque también tenían la orden de matar a cualquiera.

La planificación consta en conversaciones. «100 palos para cada uno si no hay finado y si hay 200 jaja somos nosotros hermano vamos agitarla a la vida puto vamos a pegarnos caravana Joel no nos va a dejar tirado», le dijo Thiago a su cómplice Luis «Nando» Lastra. Fue este joven, de 20 años, quien el 12 de noviembre mató a la mujer mientras Thiago lo esperó en una moto. El mayor fue imputado en enero pasado por homicidio calificado por promesa remuneratoria, delito que prevé la pena de prisión perpetua. La fiscal confirmó que luego del crimen el sicario recibió 90 mil pesos.

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