Nicolás Otamendi fue tendencia en las redes en los últimos días. El gol que le convirtió a Boca Juniors en el Mundial de Clubes, el encendido festejo de cara a los hinchas rivales, la discusión post-partido con al arquero xeneize Agustín Marchesín y un desafiante posteo ‘dedicado’ a quienes lo habían hostigado desde las gradas del Hard Rock Stadium de Miami pusieron al defensor de Benfica en el centro de la escena.
Entre tantas anécdotas, un dato relevante pasó inadvertido: si Bruno Lage, el entrenador de ‘Las Águilas’ portuguesas, lo incluye en el partido de este viernes frente a Auckland City de Nueva Zelanda, el segundo capitán del seleccionado argentino sumará 71 partidos en el término de un año.
Racing de Córdoba. Los deseos de Julián ‘Pollito’ Vignolo
La cifra equivale a un encuentro cada cinco días, y tiene como primera referencia la participación de Otamendi en el debut de Argentina en la Copa América 2024, frente a Canadá, el 20 de junio pasado en Atlanta. Desde entonces, el futbolista sumó presencias en otras seis competencias: Juegos Olímpicos y Eliminatorias Sudamericanas con Argentina; Primeira Liga, Copa de Portugal, Copa de la Liga y Mundial de Clubes con Benfica.
De un tiempo a esta parte, la Federación Internacional de Asociaciones de Futbolistas Profesionales (FIFPRO) viene denunciando el incremento de la carga de trabajo de los jugadores y advirtiendo sobre sus potenciales consecuencias. «La congestión del calendario y el solapamiento de competiciones sigue imponiendo exigencias cada vez mayores, con el aumento de partidos y la reducción de los períodos de descanso», advierte un informe publicado por el sindicato en su sitio web. «Los jugadores del Mundial de Clubes, entre los más sobrecargados esta temporada«, se titula.
“La congestión del calendario y el solapamiento de competiciones sigue imponiendo exigencias cada vez mayores, con el aumento de partidos y la reducción de los períodos de descanso” (Informe publicado por FIFPRO, el sindicato mundial de futbolistas).
La fractura entre la industria del deporte y el deporte mismo ya había quedado expuesta dos años atrás, con el incómodo lugar que la asignaron en el calendario futbolístico al Mundial de Qatar 2022. «El futbolista es un ser humano, no un autómata, y necesita un equilibrio en lo biológico, lo físico, lo psíquico y lo social», advirtió por entonces el destacado médico cordobés Julio Ferreyra, quien acredita más de 45 años de trayectoria, con experiencias en los clubes Racing de Nueva Italia, Belgrano y Talleres.
Vuelve a Córdoba la Billie Jean King Cup
«Hay una tendencia generalizada de ver al futbolista como una computadora, como una máquina, y hay que tener en cuenta que no todo pasa por el éxito deportivo y por el éxito económico. Alguna vez tendríamos que reconfigurar esa lógica y empezar a pensar también en el éxito de la salud«, añadió el reconocido facultativo y docente de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
Hay una tendencia generalizada de ver al futbolista como una computadora, como una máquina, y hay que tener en cuenta que no todo pasa por el éxito deportivo y por el éxito económico” (Julio Ferreyra, médico especializado en deportes y docente universitario).
Jorge Valdano, campeón del mundo en México ’86 y lúcido analista de los vaivenes del fútbol contemporáneo, describió el fenómeno como pocos en una reciente columna del diario español El País: «Jugar, viajar, darlo todo. He aquí la gran paradoja del fútbol moderno. Una especie de pacto silencioso que nos hace a todos cómplices de esta deriva comercial. Un escenario de explotación donde los explotados aplauden«.
Romper el hechizo
Un par de semanas antes de exhibirse en los palcos de los mejores estadios estadounidenses, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, recibió al exfutbolista argentino Sergio Marchi, presidente de FIFPRO, para empezar a avanzar sobre un borrador que incluye diversos temas que se pondrán bajo la lupa respecto a las condiciones laborales de los jugadores.
Al esquivo testimonio de Marchi remitió Darío Checchia, secretario adjunto de Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA), cuando fue contactado por este diario para profundizar sobre la problemática de la flexibilización futbolística en general y sus particularidades en nuestro país: «La persona indicada para responder en este caso es Sergio».
«A nadie le interesa romper el hechizo, mientras el espectáculo siga dando dinero. El Mundialito no es la raíz del problema, sino el reflejo más reciente de las contradicciones que plagan al fútbol: un torneo lucrativo, donde todos ganan menos la afición, la única desinteresada, absorta en los partidos, pero cada día con menos emociones auténticas que celebrar», añade Valdano sobre el torneo que se disputa en territorio estadounidense.
«Si les preguntamos a todos los futbolistas que participan en el Mundial de Clubes, creo que ninguno va a renegar del privilegio que representa jugar ese torneo tan fabuloso». Desde su experiencia en el coaching deportivo, Natalia Pedernera interpela la creencia dominante respecto a una suerte de explotación deportiva. Reconoce las exigencias y las presiones que conlleva afrontar un calendario de partidos tan extenso, aunque sostiene que esa carga emocional no es incompatible con el disfrute.
“Hay una sobrecarga y también están las presiones, pero la clave pasa por enfocarse en lo que depende de uno, y gestionar la ansiedad, el cansancio, el dolor, el miedo, el enojo y todas las sensaciones que van apareciendo” (Natalia Pedernera, coach y psicóloga deportiva).
«Hay una sobrecarga, es cierto, pero la clave pasa por enfocarse en lo que depende de uno, y gestionar la ansiedad, el cansancio, el dolor, el miedo, el enojo y todas las sensaciones que van apareciendo», afirma la psicóloga deportiva, que trabajó en los planteles futbolísticos de Colón de Santa Fe y Racing de Córdoba, y asiste a atletas de diversas disciplinas como integrante del staff profesional de la Agencia Córdoba Deportes.
«Más allá del deporte, está la integridad de la persona; y allí se debe poner el acento. Hay que buscar un equilibrio entre lo físico, lo técnico y lo emocional, y ahí entra la figura del coach como parte de un equipo interdisciplinario. Esto en Europa es muy visible y los clubes que lo llevan adelante son los que están logrando los mejores resultados«, puntualiza.
«En un mundo tan competitivo, donde pareciera que solo sirve el que gana, los deportistas deben aprender a ser flexibles, ante todo con ellos mismos, y también tolerantes a los cambios, los resultados y todo lo que pasa afuera de una cancha, y eso se logra a través del entrenamiento mental», completa Pedernera.
La trama oculta
«El Mundial de Clubes está mostrando claramente un nuevo orden del fútbol internacional, que afecta en muchas cosas más de lo que en principio parece», advierte el periodista y sociólogo deportivo Sergio Levinsky.
«La flexibilización del calendario impacta en la salud física y mental de los jugadores, aunque fueron muy pocos los que se quejaron abiertamente, entre ellos Rodri, Balón de Oro y figura de Manchester City. Pero también tiene implicancias en la planificación que realizan los clubes, considerando que en Europa recién empezará en agosto la próxima temporada, que terminará nada menos que con el Mundial de selecciones«, añade.
Cuánto perderá Córdoba con el regreso de las retenciones a los valores originales
«Hay una gran hipocresía en la pelea que protagonizan la FIFA, que es la entidad madre, y la Unión Europea de Fútbol, que alberga a la elite del mundo futbolístico y maneja quizá más dinero que la FIFA«, destaca Levinsky, al analizar la trama oculta de las disputas y los cambios de equilibrio entre los poderes que giran alrededor de la pelota.
«La UEFA pone el grito en el cielo porque le apareció este torneo en plenas vacaciones y Javier Tebas, el CEO de la Liga Española, dice que luchará para que nunca más haya un Mundial de Clubes, pero al mismo tiempo los europeos suman partidos a la Champions y agregan a su calendario la Liga de Naciones, una competencia ideada para cerrar fronteras y no dejar lugar para amistosos con selecciones de otros continentes», destaca Levinsky.
“Hay una gran hipocresía en la pelea entre FIFA y UEFA. Se quejan del otro pero no hablan de ellos mismos, y ambos terminan imponiendo más partidos, porque eso significa más venta de derechos y mucho más dinero” (Sergio Levinsky, periodista y sociólogo deportivo).
«Se quejan del otro, pero no hablan de ellos mismos. En definitiva, todos terminan imponiendo más partidos, porque eso significa más venta de derechos y mucho más dinero. En el caso del Mundial de Clubes, una cadena árabe terminó sacándole las papas del fuego a la FIFA, pagando 1.000 millones de dólares por la televisación», apunta el comunicador.
Y concluye: «Este es un fútbol que se entregó al capital hace tiempo, sobre todo a los inversores estadounidenses, que tienen participación en casi todos los clubes italianos, y los árabes, con sus poderosos clubes estados».
Último cambio de frente para Valdano: «Como otras invenciones recientes, el Mundialito es solo un capítulo más del apetito económico que enfrenta al fútbol contra sí mismo. La tragedia es que no hay víctimas claras que puedan dar la voz de alarma. Los clubes quieren más ingresos, los jugadores quieren más millones, y los aficionados seguimos consumiendo lo que criticamos porque el fútbol todavía huele a infancia. Con su correspondiente inocencia».