miércoles, 9 julio, 2025
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Diálogos de Wall Street: vuelve Donald Trump a la carga con los aranceles?

Periodista: ¿La historia se repite? ¿Qué se viene? ¿Liberation Day II? Trump consiguió pasar su paquete de rebaja de impuestos por el Congreso. Y, lejos de quedarse conforme, vuelve a la carga con la suba de aranceles a destajo. ¿Otra vez lo mismo? ¿Retoma la cruzada comercial? Y si es así, ¿lo hace con chances de tener éxito?

Gordon Gekko: La historia se repite. Esta vez claramente como farsa.

P.: Las cartas se despacharon en serio. Y, de manera unilateral, el presidente les impone aranceles a 14 países. A Japón y Corea del Sur, 25%. En algunos casos llega a sobretasas de 40%.

G.G.: El “déjà vu” es evidente. Es como volver a la estudiantina de abril, aunque a una escala tarifaria (y geográfica) menor. Y sin las grandes pancartas de los anuncios, que el presidente exhibía en persona, y que nos quedarán grabadas en la memoria para siempre. En abril, Trump iba a fondo. Estaba convencido de que era una maniobra genial, una iniciativa técnicamente factible y de una audacia que quedaría en los libros de historia. Ahora se trata apenas de una historieta. Un trapicheo -del que es plenamente consciente- con el ánimo de conseguir alguna concesión comercial o alguna ventaja extra. Es asegurarse de que uno no deja nada que pueda llevarse de la mesa de negociación.

P.: La reacción de los mercados es una réplica en miniatura de lo que vimos en abril.

G.G.: Mejor así. No hace falta exagerar. Es un leve sacudón que recuerda que Trump equivocó el rumbo en abril cuando tomó por este camino. Antes y después, le fue mucho mejor.

P.: Los mercados vuelven a pensar que lo de Trump es un bluff.

G.G.: Es inevitable. La redacción de las cartas es penosa. La misma para todos. Un “copiar y pegar” sin mucho sentido. Como si no hubiera gente que se ocupe de seguir los temas -caso por caso- en profundidad. La conclusión es que lo que Trump quería ya lo consiguió.

P.: Quiere más, por lo visto.

G.G.: Trump está orgulloso del salto de la recaudación de aranceles. Son unos 20 mil millones de dólares por mes. La mitad los aportan las importaciones de China. Las que provienen del resto del mundo contribuyen con el remanente. Es un logro personal.

P.: Ese salto se alimenta del esquema actual de 10% de arancel para todo el mundo salvo China que paga 30%.

G.G.: Hay algunos aranceles sectoriales que también suman: 50% sobre acero y aluminio, autos al 25% y otras misceláneas. Ahí es donde Trump quiere avanzar. Acaba de anunciar un arancel de 50% sobre el cobre. Y tiene otros sectores en mente. Menciona un tributo de 200% a productos farmacéuticos, por caso. Pero el motor del salto de la recaudación es el esquema estilizado que usted cita.

P.: Con eso Trump está conforme, usted dice. ¿Y en qué quedó la idea de reindustrializar los EEUU gracias a la erección de una muralla de aranceles?

G.G.: Es más fácil pagar 10% de arancel que mudar una fábrica rentable. Eso es obvio. Si además Trump va a deportar trabajadores, si la inmigración se frenó en seco, la escasez de mano de obra y su mayor costo relativo, que ya es un desincentivo, lo será todavía más en el futuro. Por lo menos para la mayoría de las actividades industriales. Eso sí, habrá más inversión en ciertos sectores o nichos. Algunos de ellos -como los semiconductores- que ya estaban promovidos por razones de seguridad nacional por las políticas de Biden. Otros para tener un pie en los EEUU, con una producción pequeña, que permita recibir un trato mejor para la totalidad de la producción que se importa y vende en el país. Una señal de diplomacia, si se quiere. El mandato de Trump termina en 2029, tampoco justifica grandes decisiones estratégicas si las reglas cambian después.

P.: ¿Cómo se resolverá la discusión actual de aranceles? En abril, se congeló la aplicación de los gravámenes recíprocos por 90 días. ¿Se seguirá pateando hacia adelante?

G.G.: Íbamos a tener 90 acuerdos en 90 días. Finalmente, se cerraron solo dos. Con Gran Bretaña y Vietnam. Es evidente: la capacidad de gestionar no está altura del desafío. Corea del Sur recibió una carta con una amenaza de arancel de 25% por sus prácticas desleales, arancelarias y para-arancelarias. Es la misma carta que recibió Japón. Pero, resulta que Corea del Sur tiene un acuerdo de libre comercio con EEUU. En la inmensa mayoría de las posiciones, el tributo que cobra es cero.

P.: ¿Y entonces?

G.G.: ¿En qué termina esto? En resolver los tópicos que traban la discusión, que no son muchos. Es una cuestión de lobbies específicos. Washington le quiere vender más arroz a Japón, por ejemplo. Y así hay una larga lista de negocios puntuales que se quieren empujar.

P.: Son muchos países y muchos lobbies específicos, puede llevar muchísimo tiempo.

G.G.: Es a voluntad. Se puede anunciar un arreglo en general y dejar el detalle para después. Como se hizo con China, donde el acuerdo ya fue anunciado tres veces, y nunca se formalizó. Pero sabemos que rige una tregua que Trump no quiere (y no le conviene) romper. O, alternativamente, se pueden enfatizar las desavenencias y escribir estas cartas combustibles. Y en paralelo seguir corriendo los plazos. Agosto 1 es la nueva fecha límite. Venimos desde abril de postergación en postergación. Por otro lado, hay un centenar de países, o más, que recibirán la oferta de pagar 10% de arancel y cerrar la discusión.

P.: ¿Cómo cree que reaccionarán los mercados frente a esta incertidumbre?

G.G.: Cada vez es menos relevante. Pero con la Bolsa estableciendo récord tras récord, con niveles de sobrecompra muy marcados, si Trump insiste, podría ser una muy buena razón para corregir y tomarse un descanso. Los mercados tomaron nota de la encuesta de expectativas del consumidor de la Fed de Nueva York. Allí, la expectativa de inflación volvió a ser la que había antes que asumiera Trump. Eso es lo importante. Así que a diferencia de abril, el riesgo no es la discusión comercial sino las condiciones técnicas que presenta el rally de las acciones (y también de los bonos), adentrado ya en zona de exageración, y por ello susceptible de tropezar ante cualquier excusa.

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