Los lazos de Fabián Ferrari con la natación fueron siempre muy fuertes, al punto que terminaron convirtiéndose en una forma de vida. Una recomendación médica por problemas en los bronquios lo tiró a la pileta en el club Carriego cuando era un niño, como si el destino ya le tenía reservado un lugar para él entre los grandes.
En invierno Fabián practicaba judo, pero lo que a este pibe de barrio Ludueña lo impactó fue un hombre con bigotes que aparecía en la TV en blanco y negro con siete medallas colgadas en el pecho, que hacía la misma actividad que él hacía en verano en pleno invierno. Era Mark Spitz.
A los ocho años pasó a Atlantic Sportsmen. Uno de los recuerdos de esa época fue el Campeonato Argentino de 1972 que se disputó en el parque Alem, certamen al que lo llevó su padre y pudo ver a varios nadadores nacionales, varios de ellos representantes rosarinos, que despertaron su fascinación. “Yo venía de un club de barrio, y todo aquello me parecía fantástico”, confesó el propio atleta que empezaba a desandar su camino.
El sueño de ser Olímpico
Con 10 años integró la selección de la Federación Rosario en un campeonato inter federativo y fue en ese momento su padre, quien le habrá visto condiciones, le preguntó qué intenciones tenía para con la natación y él le respondió que lo que quería “era ir a los Juegos Olímpicos”.
Obviamente que, para alcanzar ese sueño, como bien le indicó su padre “tenía que hacer las cosas en serio, dedicarle más tiempo, no nadar solamente en verano”. Fue así que buscaron un entrenador que tuviera el perfil para ayudarlo a alcanzar el objetivo y lo encontraron en Pedro Giordano, quien había tenido a cargo a nadadores olímpicos como Ricardo Morello, Alfredo Bourdillón, Patricia Sentous y Patricia López Muñiz, entre otros. Así fue como de Atlantic Sportsmen pasó Gimnasia y Esgrima.
En la institución mens sana, Ferrari además practicó waterpolo. Pero el cambio abrupto y la mayor exigencia desgastó un poco al atleta, que dejó de competir en natación de los 12 a los 14 años porque mentalmente se había cansado un poco. Ese impasse un día terminó y fue como que a partir de ahí nació otro atleta. “Un día Pedro (Giordano) me invitó a nadar en la piscina de GER del centro con el equipo de natación. Voy, entreno con el equipo y estoy todo el tiempo pegado a Andrea Neumayer, una nadadora con dedicación, cabeza y un orgullo enorme, como pocas veces he visto. Cuando salgo del entrenamiento Andrea, se enojó conmigo por estar atrás de sus pies y entre otras cosas se despachó con un “da bronca que te desaproveches tanto”. Esas palabras me pegaron fuerte. Eso me lo decía todo el mundo, pero nunca lo había oído de una de las mejores nadadoras que teníamos en ese momento en el país”, contó Ferrari.
81015574.jpeg
Un número uno. Fabián Ferrari tuvo una fructífera carrera en la que el podio llegó a ser un lugar común.
A partir de ahí hubo un clic en su carrera. En pocos meses hizo un récord nacional en 100 metros libres en su categoría, algo que a él le extrañó mucho porque “hacía dos años que no nadaba con frecuencia” pero era la fiel muestra de su potencial.
Empezó a nadar cada vez mejor. Fue a un Nacional y le fue bien y ya después empezó a entrenar con mucha cabeza. “Si Pedro me ordenaba “te tenés que tirar del tercer piso”, yo le decía “¿me pongo las antiparras o no?”. Lo que él me decía, lo hacía sin dudar. Así, con 16 años, llegué a una selección de primera primero y una selección junior después y a partir de ahí no paré más. Fueron diez años yendo a todos los campeonatos”, reveló el multicampeón.
En 1981, con la selección mayor, disputó la Copa Latina en Guadalupe, Francia; y un año después participó de la misma competencia que ese año se llevó a cabo en Buenos Aires donde hizo el tercer mejor tiempo del mundo, en ese mes del año, en 200 metros libres (1.53.88) en su edad, nadadores de 17 años. En 2025 sigue siendo la segunda mejor marca de todos los tiempos en Argentina a esa edad, sólo superado 25 años después por el casildense Federico Grabich (1.53.47), pero hay que tener en cuenta de que en los años 80 no existían las mallas de tejido inteligente (fast) que se vienen usando desde finales de los 90.
También en 1982, en las cinco noches de la 20ª edición del Campeonato Argentino de natación Ferrari se subió a lo más alto del podio, donde terminó siendo un habitué. Corrió en seis pruebas individuales y ganó en las seis, mejorando el récord nacional en Juveniles B en cuatro de ellas y también con Provincial, su equipo de ese momento, ganaron la posta 4 x 100 libres: 7 medallas de Oro… Fue por eso que la prestigiosa y ya desaparecida revista El Gráfico tituló con acierto: “Un Ferrari en el agua”, porque realmente era un Fórmula Uno.
De 1986 a 1988, Ferrari nadó para Gimnasia y Esgrima de Santa Fe, teniendo récords importantes como el 50.75 en los 100 metros libres en piscina corta, una marca que duró muchos años.
En 1993 Fabián fue a los Panamericanos que se jugaron en Venezuela y en 1994 al Sudamericano que se disputó en Río de Janeiro, Brasil, donde consiguió el pasaje a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles. En esa época se llamaban “las mejores marcas técnicas con respecto al récord del mundo”. Eran seis plazas las que había para ir a Los Ángeles y él consiguió la suya cuando hizo la marca de los 100 metros libres.
Un palmarés envidiable
Ese año, 1994, recibió el premio Panathlon al mejor deportista de la ciudad de Rosario. Luego compitió en la 13ª edición de la Universiada, en Kobe, Japón (1985); en los Sudamericanos de Lima, Perú (1986) y Medellín, Colombia (1988) y en los Juegos Panamericanos de Indianápolis, Estados Unidos (1987), redondeando una carrera de 10 años como nadador de la selección nacional Argentina. En su palmarés también figuran los más de 50 récords nacionales juvenil, absoluto y master y los más de 40 campeonatos nacionales juvenil y absolutos conseguidos en el país.
A los 25 años participó de su última prueba de piscina y a renglón seguido corrió los 56 kilómetros de la maratón de aguas abiertas Santa Fe-Coronda. Posteriormente fue preparador físico de las selecciones argentinas de waterpolo, del 1996 al 2000, mientras paralelamente trabajaba también como guardavidas en La Rambla y en La Florida.
Su pasión por el deporte lo llevó nuevamente a competir en 1999 en un Campeonato Latinoamericano Master. Hacía 9 años que no nadaba, pero sin embargo logró ser subcampeón latinoamericano y quedar cuarto en el mundo en 100 libres entre los nadadores de su edad. Ese tiempo logrado en 100 metros libres en el año 1999 sigue siendo récord argentino +35, en Master.
En mayo de 2007 llegó a Sabadell, una ciudad de la comunidad autónoma de Catalunya, muy cerca de Barcelona y recaló en el Club Natació Sabadell, el club de natación más importante de España, como jefe del equipo de guardavidas.
En 2016, el rosarino volvió a ser noticia: Consiguió un nuevo récord de España en 1.500 metros libres en la categoría Máster +50, una distancia en la que no corría desde hacía 34 años. Y fue récord, con un tiempo de 18m 12s 50/100 fiel al dicho que dice “viejo es el viento y aún sigue soplando”.
Una mirada de la natación argentina
Hay una estrella en el paseo de los Olímpicos que brilla por su ausencia. Es la de Fabián Ferrari, nadador rosarino que representó a Argentina en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984 y que hoy, afincado en Catalunya, España, lleva adelante su vida ligado a la natación.
De chico, Fabián tuvo muchos problemas de bronquios y por una recomendación médica empezó a nadar. En el club Carriego dio sus primeras brazadas y nadie imaginó entonces que ese chico se convertiría con los años en uno de los mejores nadadores rosarinos de la historia. De visita a la ciudad para festejar el cumpleaños número 85 de Lyda, su madre, Fabián visitó al diario que tantas lo entrevistó para recordar viejos tiempos y, de yapa, contar en qué anda en estos momentos.
Su pasión por la natación y los entrenamientos lo llevó a un nivel superior. Hoy por hoy es CEO de un equipo de natación que se llama “Team FAST”, donde hace planificaciones on line, entrenamientos presenciales, entrenamientos particulares y clínicas con nadadores en Europa, Estados Unidos y Sudamérica. “También soy entrenador del CN Prat en categorías Infantiles, Junior y Absoluto e integro una sociedad que se llama “360 SwimTour” donde llevamos a apasionados de la natación de aguas abiertas de todo el mundo, a nadar por lugar paradisíacos de la costa catalana y Mallorca y nos encargamos de toda la logística. Además soy psicólogo y coach deportivo, y asesoro a distintos clubes en la planificación y gestión deportiva de las temporadas.
¿Cómo ves a la distancia a la natación argentina?
En cuanto a resultados, la veo como ha estado históricamente, con nadadores que se destacan y pueden competir con “el segundo nivel mundial”, son los menos y el resto, pudiendo competir con el nivel sudamericano. En cuanto a organización y gestión, no puedo opinar al estar muy lejos para hacerlo.
Hay piletas, hay escuelas, qué falta para que haya más nadadores competitivos?
Normalmente no es un solo factor el que produce el “estancamiento” o “la meseta”. Sería un error de mi parte dar un diagnóstico sobre algo que desconozco, pero es evidente que hay un embudo muy pronunciado entre las escuelas y luego a la llegada a la natación competitiva. Sinceramente, me cuesta entender que yo haya sido el último nadador olímpico nacido en la ciudad de Rosario, hace más de 40 años. Pero se vive, entre otras muchas cosas, de realidades y certezas, y yo no las tengo en cuanto al manejo de la natación rosarina y Argentina.
¿Cómo solucionarías ese problema?
Yo te puedo comentar bajo qué premisas trabajo: Disciplina. Perseverancia. Paciencia. Ilusión… Todas las genero yo, para que luego el nadador las ejecute.
¿Es falta de infraestructura o de talentos?
Cómo te comenté antes, no confluyen sólo dos aspectos. Quizás tengas talentos e infraestructuras, pero no tenés una buena gestión o simplemente dinero para solventar un viaje. Puedes tener el dinero, pero no el talento. Y así damos vueltas sobre lo misma pregunta: ¿Por qué no llegamos a un nivel top?
¿Por qué no aparece gente como Pedro Giordano?
Por muchas razones. Pedro estuvo 30 años adelantado al resto; anteponía la natación a cualquier otra actividad personal o profesional e inclusive percibiendo sueldos bajos, porque era su vocación y primero estaba el nadador o nadadora. Además, nunca dejó de formarse e informarse.
De tu época a la actualidad, ¿qué fue lo que cambió y qué sigue igual?
Volviendo al “discurso”, no estoy acá y cuesta sacar una conclusión. Puedo decir que noto que hay una cantidad muy, muy superior de piscinas interiores o cubiertas pero entiendo que las federaciones y/o clubes deben manejarse como una empresa. Quien no entienda esto está destinado al poco desarrollo o nulo de lo que representan.